Ayer ocurrió algo especial, que me permitió transcurrir mi día con mucha esperanza y, sobremanera, aliviado.  Si no me equivoco, atribuyo a la arcilla el efecto beneficioso del día.

A las 11:00 de la mañana me aplique una mascarilla de arcilla en mi frente, mejillas, cogote de la cabeza, zona occipital anterior, orejas y garganta.  Tenía que salir a la 1:00 PM a la sesión de acupuntura, de modo que lo hice a esa hora para dar tiempo a que la mezcla se secara e hiciera su efecto.

Para nada tengo acné o grasas que me molesten en el rostro.  Sólo que la ansiedad por curar me hace estar abierto y curioso a cualquier indicio de medicación o ingenio que me sane o alivie.

Había leído que la arcilla tiene un breve efecto radiactivo, como milenario polvo descompuesto de rocas que es.  Al diluirla en agua genera radioactividad y, presuntamente, este efecto genera acomodos positivos en los órganos enfermos del cuerpo al ser aplicada.  La arcilla se toma y se aplica en cataplasmas curativos.

Como en mi mente flota la idea de que el acúfeno, si no tiene origen orgánico, obedece por consiguiente a razones de carácter cuasi insondables, yo no vacilo en caer en el terreno de las mágicas esperanzas, de la no ciencia, de lo experimental y no comprobado o en comprobación, de lo alternativo, etc.  Si la medicina convencional no puede y me dicen que el acúfeno es un efecto y no una causa, que es emocional si no tiene base orgánica causal, que es un grito del cuerpo para que tu vida cambie, que es un desarreglo energético en el cuerpo…; entonces no es difícil para mi imaginar teorías improvisadas para procurar mi cura o alivio.  No es difícil para mí pensar en energías, movimientos espirituales, dioses, fe, relajación, magia… (bueno, magia blanca y natural, sin ir a los extremos contrarios, el de la prohibición).

Si me cuentan que un tipo que sufría de acúfenos estaba pegando un cable eléctrico y de repente recibió una fuerte descarga, curándose en el acto, no es difícil imaginar para mí que con energías parecidas pueda inducirse algún cambio o efecto sobre el chirrido.  La radioactividad es una energía que pudiera afectar, aunque no sepa hasta qué punto ni sobre estudios al respecto.  En el caso de la arcilla, presuntamente es correctiva:  equilibra excesos o defectos de radioactividad en el cuerpo.¹

Mi esposa fue la primera en darme el dato.  Leyó el punto sobre el efecto corrector radioactivo de la arcilla y sugirió me lo aplicase en la cabeza.  Y yo, por mi parte, en un foro que visito con frecuencia², leí que uno de sus miembros se aplicó una mascarilla y le pareció que disminuyó su acúfeno.  No perdí tiempo y decidí probar.

El efecto fue sorprendente, y digo esto dejando clara mi presunción de que fue la arcilla la causante.  Pase el día magníficamente, con el tono bajo en la cabeza y con la gran esperanza de que pudiera desaparecer de una buena vez.  Estuvo en lugares silenciosos para probar y el resto de mi acúfeno era mínimo.  Así estuvo hasta horas de la noche cuando fui a conciliar mi sueño.  Pueden, pues, valorar mi alegría.

Ahora que no haya sido la arcilla, es muy posible.  Asiento que no hice nada fuera de lo corriente durante el día, especialmente antes de la aplicación.  Me levanté a las 8:00 AM, como me estoy acostumbrando ahora; desayuné manzana, avena, claras de huevo y pan árabe; tomé el medicamento homeopático para el sistema inmunológico, las flores de Bach, el aceite de hígado de bacalao, el polivitamínco,  el magnesio y manganeso, además de practicar los ejercicios matutinos que especifico en el reporte “Lo que estoy tomando por recomendación de lecturas y holista”.  Nada extraordinario.

Asiento, también, que mi acúfeno, como todas las mañanas, había amanecido atenuado, es decir, llevadero; pero, como he dicho, después del mediodía parece encenderse y literalmente me invita a salir de mi propia casa, lanzándome yo a la calle hacia una actividad evasiva o de distracción o de olvido, como mejor se comprenda.  El caso es que luego del mediodía, después de la aplicación de la arcilla, mi acúfeno se mantuvo tímido.

No obstante, no salí de la rutina y continué mi día corrientemente.  Almorcé arroz con pollo, plátano y jugo de guanábana.  A las 2:30 PM fui a la acupuntura, donde crucé unas cuantas palabras con la doctora.  Preguntó que cómo seguía y le dije que ahí, más o menos, con bajadas y subidas.  Me respondió que el acúfeno uno lo siente “disparado” al principio.  Le expresé que no sabía qué pensar, si era que siempre estaba igual de tono y frecuencia y era uno el que ponía la diferencia, es decir, que lo oyera alto o bajo dependiendo de nuestro ánimo o grado de estrés.  Finalmente, la doctora hizo una diferencia en la sesión:  me colocó dos agujas en el plexo solar, además de las colocadas en los dedos, entrada del oído y centro de la cabeza.

Al salir, comí un yogurt (estoy comiendo mucho dulce), y me dirigí a mi acostumbrada plaza, donde leí sobre aromaterapia hasta la noche y muchas otras cosas en la INTERNET.  Cené arroz con pescado (carite sierra) y ensalada.  Finalmente, después de navegar otro rato en la WEB, además de jugar un poco, me acosté a las 12:30 AM.

Notas:

¹ Al respecto, véanse los siguientes enlaces:  “Rocas arcillosas o arcilla blanca, roja y verde”, “Usos medicinales y estéticos de la arcilla”, “Arcilla”, entre muchos otros que sobre el tema abunda en la WEB.  Ninguna de ellas habla específicamente de aplicar arcilla para combatir el tinnitus, pero uno lee y deduce…, e inventa cosas.

²  Leí sobre el modo accidental como, presuntamente, mejoro un usuario del foro Acúfeno:  http://www.acufenosforo.es/foro3/index.php