Melatonina y acúfeno: nuevo suplemento dietético

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Leo “El sueño y los acúfenos mejoraron en la mayoría de pacientes con grados peores de sueño al comienzo del estudio” y “La melatonina se asocia con una disminución estadísticamente significativa en la intensidad de los acúfenos y una mejora en la calidad del sueño en pacientes tinnitus crónico”, y me animo a comprarla en forma de suplemento de la alimentación.

Como se describe en Wikipedia, parece una maravilla.  El humano disminuye en producirla a los treinta años, se genera cerebralmente (también en el hígado y otros varios órganos) en relación con la oscuridad, es una neurohormona, es inmunodepresora, antioxidante (antivejez), regulador del ciclo menstrual en la mujer, mejora el sueño, ayuda contra las cefaleas y la migrañas, su déficit va acompañado de insomnio y depresión, entre otras muchas ventajas. Mejora el sueño.

La hago parte de mis suplementos a partir de hoy.  Las razones:  supero los treinta años y soy un paciente con acúfeno que busca cura.

Se me empozó agua en un oído, subió el acúfeno

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Rato sin escribir en el diario, que a todas estas, si uno no escribe con frecuencia, deja de ser un diario.  En realidad no lo había hecho por confianza y sentimiento de mejora, como les he venido diciendo.

Me adecué al nivel de mi acúfeno, lo hice manejable y decidí que podía seguir mi vida con tal ruido.  Acupuntura, medicamentos, limpiezas orgánicas, todos fueron legados de aprendizaje de la enfermedad.

Cómo hábito me quedó el hacerme acupuntura y regularmente tomar suplementos alimenticios y vitaminas, para apoyar, si no su eliminación, la atenuación del acúfeno.

En verdad he estado bien, al grado que he empezado una rutina normal de vida, como si no tuviera acúfeno.  He vuelto a escribir y a cumplir horarios.

Pero…

He aquí el “pero”, que hace parecer que yo tome como paño de lágrimas estas escrituras en la página:  me cayó agua en el oído derecho y se me ha potenciado por diez el acúfeno que solía tener, además de dolor.  Ahora mismo casi no escucho por ese lado, y el oído suena a más no poder.  Fuerte.

Estoy pensando acudir hoy en la tarde a mi viejo y primer otorrino, el que me atendió de primero cuando enfermé de otitis.  Cosa que adelanta mis planes porque yo lo quería visitar, pero sólo con mi acúfeno corriente, el llevadero, para pedirle que me tome como un paciento con acúfeno e hiciera lo que tuviera que hacer en tales casos.  Hasta cuando lo visité, el fue mi médico para la otitis, de la que se me heredó el acúfeno el año pasado.

Ayer me balanceé un rato de cabeza y me salio agua del oído.  Hubo un alivio inmediato; bajó el ruido, me sentí mejor.  Previamente el ruido era intolerable y por momentos me invadieron los pensamientos terribles concernientes al terror de quedar así para siempre.

Hoy que amanezco mejor, a la hora de haberme levantado de la cama, volvió el ruido, y algo de dolor.  Me apliqué unas gotas de OTAN y espero efecto.  De lo contrario, acudiré en la tarde al otorrino.  Leo que esas gotitas pueden aplacar mi dolor, bajar una eventual inflamación y a ayudar a extraer cualquier suciedad.  Porque puede ocurrir que tenga, además del agua que me salió, un tapón de cerumen.  Siento una obstrucción en el oído.

Veremos.

Como se comprende, en una persona con acúfeno, una molestia como está que potencia el ruido dispara los niveles de terror, dado que uno se puede imaginar que el ruido se quedará en el nivel alcanzado sin luego bajar.  Tal es mi pesadilla, que el médico me diga:  “No comprendo, no tienes nada en el oído”.